No deja de sorprenderme la gran cantidad de amigos y conocidos que instalan y comparten cuanta aplicación se les atraviesa en Facebook, Twitter y desde luego en sus smartphones (tanto iOS como Android). Todos ellos tienen educación universitaria, pero como en ninguna universidad imparten clases de “sentido comúnâ€, supongo muchos están autorizados a carecer de él.
Como lo apreciamos en la captura de pantalla que aparece arriba, cada vez que aceptamos una “aplicación†que alguien nos envÃa en Facebook (“invitacionesâ€), estamos autorizando al dueño de dicha aplicación, entre otras cosas, a que tenga acceso a: nuestras fotos, correo electrónico, publicaciones de nuestro muro, fotos de nuestros amigos, relaciones que hemos tenido, historia educativa y laboral, ubicación, y lo más alarmante, lo autorizamos a que publique lo que se le ocurra en nuestro muro.
El pasado mes de diciembre relaté en mi columna “Morbo por ver videos pone a usuarios de Facebook en riesgo†como muchos conocidos habÃan mordido el anzuelo haciendo clic en publicaciones de videos morbosos que supuestamente sus amigos habÃan publicado (e invitado a “hacer clic†en ellos). La realidad es que al hacer clic en estos enlaces automáticamente autorizaban a que el dueño de la aplicación publicara cualquier cosa en su muro, situación que se daba automáticamente después de hacer “clic†para ver el video.
Pero Facebook no es el único con problemas. Las aplicaciones y clientes de Twitter funcionan de manera muy similar. Básicamente autorizamos que dichas aplicaciones tengan acceso a nuestra información y a publicar en nuestro timeline. Algunas de ellas se programan para “auto-responder†vÃa mensajes directos cada vez que un nuevo usuario nos sigue, y dicho mensaje suele contener una invitación a hacer clic en un enlace para darte cuenta que “alguien está hablando mal de ti†o que “alguien está publicando fotos embarazosas de tu personaâ€, etc. Obviamente el enlace nos conduce a algún sitio con malware o potencialmente dañino.
Además de la “falta de sentido común†de la mayorÃa de la gente que instala estas aplicaciones, los dueños se aprovechan de algo muy sencillo: ¡nunca revisamos (o no nos damos cuenta de) lo que nosotros mismos publicamos en nuestros muros o los mensajes directos que enviamos vÃa twitter!
Si pasamos al tema de los teléfonos inteligentes la cosa se pone más peligrosa todavÃa. Cuando instalamos aplicaciones en ellos, en muchas ocasiones les estamos permitiendo (sin saberlo) que tengan acceso completo a nuestra agenda telefónica, copien la información de nuestros contactos, realicen llamadas telefónicas, y lo peor, tengan acceso a nuestros datos de geolocalización (a través del GPS, del GPS asistido por triangulación de antenas de señal celular o a través de las geoetiquetas que se encuentran en nuestras fotos u otra información que publicamos en redes sociales, como los “check-insâ€).
Aunque el sistema operativo Android es más vulnerable a tener “aplicaciones dañinasâ€, hay diversos casos bien documentados en donde se han encontrado aplicaciones igualmente peligrosas en el “App Store†de iOS (tienda de aplicaciones para iPhone y iPad).
La moraleja es simple: si la aplicación es gratis y se ve muy atractiva, tal vez sea “muy peligrosa†y ponga en riesgo tu privacidad y seguridad. No aceptes ninguna invitación a usar aplicaciones en Facebook, salvo que te conste de manera clara todo lo que dicha aplicación puede hacer con tu información. El mismo consejo aplica para Twitter y especialmente para las aplicaciones de Android y iOS.